En una irrepetible conexión, ante la imponente presencia de la tierra, el cielo y el mar, Donostia-San Sebastián, rejuvenece diariamente respirando la brisa marina tras bañarse en su Cantábrico. Así es como protege a sus habitantes y se ofrece a sus visitantes la siempre Bella Easo, Donostia- San Sebastián.
Mediante el noble arte de pasear, esa tradición tan donostiarra, en las próximas líneas, recorreremos lo más representativo de esta hermosa ciudad, Donostia- San Sebastián, acariciados por la brisa y sin prisa...
Situaremos nuestro punto de partida, en el Centro de la ciudad. El ensanche diseñado por el arquitecto Cortázar, actualmente sitúa el núcleo de la actividad comercial. Conocida como Área Romántica, nos ofrece un centro urbano señorial, con una cuadrícula de amplias calles peatonales, donde destacan elegantes arquitecturas de notable influencia francesa. Con edificios emblemáticos de la Belle Époque donostiarra, como el Teatro Victoria Eugenia, el hotel María Cristina, la neogótica Catedral del Buen Pastor, el Teatro Bellas Artes, la Escuela de Artes y Oficios, actual Correos y en el corazón del ensanche, la Plaza de Guipúzcoa, un cuidado entorno ajardinado con un estanque de cisnes, presidido por el palacio neoclásico de la Diputación Foral de Donostia- San Sebastián.
Como eje transversal que divide el Centro, nos encontraremos con la Avenida de la Libertad. Tramo financiero que nos conectará con el barrio de Gros, al este del ensanche, y al oeste, hacia donde continuaremos, se abre ante nosotros la Bahía de la Concha.